El hebreo puede escribirse de varias maneras. En la Biblia de Estudio, hemos optado por presentar el texto hebreo como texto vocalizado. Esta forma de imprimir el texto coincide con la forma más habitual de enseñar a leer el texto hebreo en cursos de formación. Los acentos masoréticos no se imprimen. Éstos suelen tener poca repercusión en la interpretación del texto y dificultan su lectura al lector medio debido a la multitud de caracteres que rodean a las letras hebreas.
Ejemplos de las diferentes grafías
[expand title="Texto consonante“]
Gen.1:1, escrito como texto consonante (incluidas las "madres lectoras" o matres lectionis)
[/expand]
[expand title="Texto vocalizado“]
Gen.1:1, escrito como texto vocalizado (la ortografía en la Study Bible)
A lo largo de los siglos, el hebreo ha evolucionado, como toda lengua viva. El hebreo hablado por los rabinos en los siglos posteriores al comienzo de nuestra era se alejaba cada vez más del hebreo bíblico. Como resultado, a la gente le resultaba cada vez más difícil pronunciar el hebreo bíblico. Así surgió la necesidad de añadir marcas vocálicas (vocales) al texto bíblico. Sin embargo, no se consideraba permisible interferir con el texto consonántico. De ahí que se diseñaran sistemas con guiones y puntos encima, debajo y dentro de las letras hebreas (sistemas de vocalización). Durante este periodo vieron la luz varios sistemas de vocalización, de los cuales los más conocidos son el babilónico, el palestino y el tiberiano. El sistema tiberiano -llamado así porque fue desarrollado por rabinos de Tiberíades (de las familias de Ben Asher y Ben Naftali)- acabó imponiéndose. El texto del Antiguo Testamento transmitido por los masoretas a partir del siglo IX contiene este sistema de vocalización. El texto resultante no sólo contiene consonantes, sino también signos vocálicos (añadidos posteriormente), por lo que hablamos de un texto vocalizado.
Obviamente, los masoretas tuvieron que elegir a la hora de dotar de vocalizaciones al texto consonántico. Al fin y al cabo, algunas combinaciones de consonantes pueden designar palabras diferentes. Esto no es diferente en neerlandés: gnd puede ser agenda, pero también grace; plp puede ser pulp, pero también oploop. Esta situación se complicó aún más porque originalmente no se escribían espacios, por lo que no siempre está claro dónde empieza una palabra y termina otra.
Casi siempre queda claro por el contexto a qué palabra apunta una combinación consonante. Sin embargo, hay lugares en el Antiguo Testamento en los que el texto consonántico se presta a múltiples interpretaciones y en los que, por tanto, los masoretas tuvieron que elegir. Encontramos un ejemplo bien conocido en Gn 49:11. Los masoretas interpretaron el texto del tercer versículo como "hasta que venga Silo (HîlOh)" (así SV, NBG). Sin embargo, el mismo texto consonántico también puede entenderse como 'hasta que le traigan la estimación (Hay lOh)' (cf. GNB; véase la explicación local para otras opciones de traducción). Encontramos otro ejemplo en Mal.2:3, donde los masoréticos interpretan el texto como 'amenazaré tu semilla (hazzerav)' (cf. SV, NBG), pero donde también podemos interpretar el mismo texto consonántico como 'amenazaré tu brazo (hazzürOav)' (cf. WV). En tales casos, la interpretación masorética no hace más justicia al texto que la otra visión: ambas parten del mismo texto raíz. Sin embargo, es posible que los masoretas no eligieran al azar, sino que se remontaron a una antigua tradición oral[/expand].
[expand title="Acentos masoréticos“]
Gen.1:1, escrito como texto con acentos masoréticos:
A partir de la Edad Media, el texto bíblico se recitaba en la sinagoga de forma cadenciosa (cantilando). Para registrar esta forma de recitar, los masoretas añadieron acentos a todas las palabras o unidades de palabras. Estos acentos también indican qué frases van juntas según la concepción masorética[/expandir].