Parte 3 de 5 del tema "Cristianismo y política" por Gijs van den Brink
Un texto que ha recibido mucha atención en los últimos 25 años es Fil.3:20.
"Porque somos ciudadanos de un reino en los cielos, del cual también esperamos al Señor Jesucristo como Salvador" (NBG) o como dice la NBV "Pero tenemos nuestra ciudadanía en los cielos, y de allí esperamos a nuestro Salvador, el Señor Jesucristo.
Pablo habla en Fil. 3:18-20 de los erroristas que viven como dios en Francia y tienen una mentalidad total y exclusivamente terrenal (vs.19). En cambio, los creyentes se comportan de forma completamente distinta. Al fin y al cabo, no pertenecen a lo terrenal, dice, sino que tienen una "ciudadanía" en el cielo. La palabra politeuma Ciudadanía, comunidad (políticamente independiente), colonia" era un concepto familiar para los filipenses. La ciudad de Filipos era una colonia romana (Hechos 16:12) e incluso muy privilegiada. La ciudad podía presumir en el ius italicum, la "ley italiana", el mayor privilegio que podía concederse a una colonia romana fuera de Italia. Este estatus significaba, entre otras cosas, que los ciudadanos de Filipos poseían la ciudadanía romana y estaban orgullosos de ello.
Así como los habitantes de Filipos poseen la ciudadanía de Roma, nosotros, como creyentes, tenemos la ciudadanía del cielo, donde está Cristo (cf. Gal.4:26; Ef.1:11; 2:6,19: conciudadanos, véase también Col.3:1-4). Así pues, vivimos en esta tierra y allí también tenemos la nacionalidad del país en el que hemos nacido. Pero, además, pertenecemos a un reino celestial y esa ciudadanía trasciende la del país en la tierra.
Esto no significa que debamos retirarnos del mundo. No, formamos una colonia de ciudadanos celestiales en la tierra y representamos el Reino de Jesucristo.
Esto también lo expresa maravillosamente Pablo en 2 Cor.5:20 "Somos embajadores de Cristo; Dios hace su llamamiento a través de nosotros. En nombre de Cristo pedimos: reconciliaos con Dios". Pablo utiliza la palabra presbeuōser enviado, embajador". La palabra se utiliza para referirse a la actuación como representante o embajador de una autoridad superior, a menudo el gobierno.
En el Nuevo Testamento, son los creyentes quienes "actúan como representantes o embajadores" de Cristo, y así Pablo dice en otra parte que es "embajador" del Evangelio (Ef 6,19-20). También aquí encontramos el mismo pensamiento. Podemos vivir en los Países Bajos o en otro país, pero nuestra identidad real es otra. Pertenecemos y servimos al Reino de Dios, que es más importante que cualquier país de la tierra.
Autor: Gijs van den Brink
Fuente: Study Bible Magazine
Esta es la 3ª parte de 5 blogs concisos sobre el tema "Cristiano y política" de Revista Study Bible, algunas de las cuales publicaremos en línea próximamente. Esperamos que esto le ayude a comprender mejor la Biblia.